Nada que celebrar mientras violencia contra mujeres sea normalizada: Graciela Domínguez

“Ni una más. Vivas nos queremos, y mientras en el país, y en el mundo, la violencia contra nosotras sea normalizada y tolerada, no habrá nada que celebrar, la lucha sigue”, expresó la diputada Graciela Domínguez Nava, al presidir un homenaje a la cantautora sinaloense Amparo Ochoa.
En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la presidenta de la Junta de Coordinación Política se pronunció por que no haya más violencia, no más crímenes contra las mujeres.
El homenaje a la finada Amparo Ochoa tuvo lugar en el Corredor del Arte y la Cultura del Congreso del Estado, donde también se ofrece la exposición “Soy de la Generación Igualdad: por los Derechos de las Mujeres”.
Conjuntamente con la presidenta de la Mesa Directiva, Gloria Himelda Félix Niebla, Domínguez Nava entregó un reconocimiento post mortem a Amparo Ochoa, el cual recibió su hija María Inés Ochoa, quien estuvo acompañada de su familia.
En su intervención, Graciela Domínguez solicitó un minuto de silencio por las seis mujeres muertas en 2010 en un incendio de una tienda departamental de Culiacán, así como por todas las mujeres víctimas de feminicidios.
De las víctimas de la tienda departamental citó sus nombres y edades:
“Ariana López Soto, 24 años; Carmen Selene Moreno Zazueta, 36 años;
Verónica Picos Bastidas, 22 años; Claudia Yaneth Bernal Delgado, 25 años; Rosa Imelda Félix Gamboa y Karla Judith González Zapata, vivían la misma edad promedio”.
De la homenajeada, Amparo Ochoa, la diputada Graciela Domínguez señaló que fue una mujer que hizo de su canto el canto del pueblo, una mujer que cumplió con la historia.
“Un homenaje de esta naturaleza representa la reivindicación de los derechos plenos de las mujeres y de las trabajadoras todas; constituye reiterar nuestro compromiso por la igualdad social”, dijo.
Amparo Ochoa, agregó, en actitud histórica supo asumir su canto y su guitarra para contribuir por un mundo más humanizado, un mundo de amor, y afirmó que sus canciones tienen sentido y vigencia.
Su línea, dijo, fue estar con el pueblo y con la izquierda. “La catedral de Culiacán es insobornable testigo del canto de Amparo Ochoa, en 1988, acompañó con su canto y su compromiso, a Heberto Castillo, en la lucha por la transformación social de México”.
A más de 30 años de esa fecha y esa lucha, Graciela Domínguez consideró que habría que decirle a Amparo Ochoa que la historia ha cambiado, que las fuerzas que se mantuvieron indiferentes ante la pobreza y la desigualdad que ella vio y compartió, ya no están en la Presidencia de la República.
Sin embargo, observó que los feminicidios se han multiplicado; la violencia y el acoso sexual son parte de la cotidianidad que lastima y ofende a la mujer, en México y en el mundo.
Le diríamos también, agregó, que a pesar de esa adversidad, hemos crecido política y culturalmente.