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Hay pendientes de atender del Movimiento del 68: Pablo Gómez

diputado pablo gómez sosteniendo una foto de estudiantes reprimidos durante el movimiento del 68
  • Congreso del Estado de Sinaloa
  • Octubre 3, 2020

A 52 años de la “Masacre de Tlatelolco”, hay pendientes que atender: el Ejército está obligado a hacer un análisis y no lo ha hecho, y el Poder Judicial no ha reconocido a las víctimas de esa represión, consideró el exlíder del Movimiento Estudiantil del 68, Pablo Gómez Álvarez.
El actual diputado federal ofreció la conferencia virtual “Al Movimiento Estudiantil de 1968. 2 de Octubre no se Olvida” que organizó el Congreso del Estado de Sinaloa a 52 años de esos hechos.
La presidenta de la Junta de Coordinación Política, Graciela Domínguez Nava, agradeció a Gómez Álvarez que compartiera sus reflexiones sobre ese movimiento estudiantil, y le reconoció ser partícipe del largo caminar de la lucha democrática en México.
Visto a la distancia de 52 años, dijo la diputada, podemos afirmar que el movimiento del 68 significa un hito en la historia, inaugurando una nueva fase de la lucha política en el país.
“El triunfo de MORENA y Andrés Manuel López Obrador en 2018 empezó a tejerse desde nuestro 68; el cambio verdadero iniciado en este año viene de lejos, viene desde lo más profundo de la historia de México. La bandera del 68 hoy, en cierta medida, ondea victoriosa en Palacio Nacional”, aseguró.
A ello le agregó que en el plano estatal la izquierda por primera vez es mayoría en el Congreso del Estado.
“Una mayoría que está convocada a mantener vivas las banderas por la democratización del país; una izquierda que debe enriquecerse con la herencia política del 68”, expresó.
Pablo Gómez coincidió en ello. El Movimiento del 68, dijo, es un legado intergeneracional de la mayor importancia. “Esa herencia está presente en el gobierno”.
También coincidió en que dicho movimiento fue dirigido por la izquierda democrática. “Lo que es doblemente significativo”.
El 68, puntualizó, es parte de la historia de la izquierda mexicana, y hay que reivindicar que así es, por simple justicia en el análisis histórico.
Incluso afirmó que “los jóvenes que hoy luchan por los cambios, de alguna manera son hijos del 68, aun cuando sus padres no hayan sido activistas de ese movimiento”.
El diputado Pablo Gómez recreó en su conferencia los momentos álgidos del 2 de octubre de 1968, cuando soldados y policías llegaron por todos lados a la Plaza de las Tres Culturas para atrapar a los dirigentes del movimiento.
Al paso del tiempo, consideró que el movimiento del 68 fue una síntesis de movimientos anteriores.
“Fue como si de repente los hechos anteriores, de finales de los 50s y de los 60s se aglomeraran en un solo acontecimiento histórico y produjera un grito de libertad. Eso fue el 68”.
Explicó que precisamente una de las demandas de los estudiantes fue la libertad de presos políticos de esos movimientos anteriores, pero lamentablemente los universitarios terminaron siendo nuevos presos políticos.
Él mismo, contó, estuvo preso a partir de ese 2 de octubre hasta abril de 1971 y se le encarceló en una prisión militar, aunque se le había dictado una sentencia de 16 años.
A su salida de la cárcel, Pablo Gómez continuó en la lucha política y ha sido diputado federal cinco veces, asambleísta, senador, y miembro de distintos partidos, todos de la izquierda, como el Partido Comunista, PSUM, Partido Socialista de México, PRD y ahora de MORENA.
Esto lo señaló Pedro Brito Osuna, quien participó como comentarista durante la conferencia, misma que fue transmitida por el Congreso del Estado vía zoom y Facebook Live.
El diputado federal contó que lo peor fue que el gobierno siguió reprimiendo, como se vio tres años después, en 1971, pero ya con comandos preparados para la represión para que no se viera otra vez a los uniformados del Ejército, sino a civiles, en hechos que se conocen como “Jueves de Corpus”.
Otro aspecto que Gómez Álvarez resaltó en su conferencia es que aun cuando el Movimiento Estudiantil del 68 fue de carácter nacional (precisó que en Sinaloa tuvo gran importancia), lo que no pudo obtener fue el apoyo de la sociedad.
Sí se les aplaudía en sus mítines y en sus marchas, recordó, y hasta se les apoyaba con muchas monedas para sostener el movimiento, pero por temor la sociedad nunca se sumó.
“Había una sociedad atemorizada, sentía que estaba en riesgo su trabajo, su libertad, su seguridad, quizá su familia”.
Aun con todo lo que se ha dicho de este movimiento estudiantil, Pablo Gómez consideró que se debe investigar más y mostrar una sola versión, pues hay las que buscan minimizar el movimiento represivo, como para atenuar la responsabilidad de los gobernantes de entonces.